Aquí mi nueva entrada de este mes dedicada a las Termas de Jabalcuz.
Una mañana de este de mes de abril, mi compañero y yo nos decidimos ir a este lugar situado cerca de los famosos Jardínes de Jabalcuz, que ya en otra entrada pues nos dedicaremos a ellos.
La palabra terma viene del latín thermae - therma.
Las termas eran baños públicos o privados con estancias reservadas para actividades gimnásticas o lúdicas.
Pero bueno no quiero cansinear más con su definición y su procedencia y paso a contaros un poquito de nuestras termas de Jaén.
BALNEARIO O TERMAS DE JABALCUZ
El balneario
o termas de Jabalcuz fueron un complejo de baños termales situados en el
cerro de Jabalcuz, a unos 6 km de la ciudad de Jaén.
Según la
investigadora María Teresa López Arandia, las primeras noticias de las aguas
termales de Jabalcuz se remontan a un acta capitular fechada
el 13 de julio de 1594 , en la que el cabildo municipal solicita sea
estudiado el proyecto para la construcción de unos baños.
En 1600 se redacta una nueva acta en
la que se asignan importantes partidas económicas para la compra de terrenos,
que desde ese año y hasta 1870 serán de propiedad municipal.
No
obstante, la historia del desarrollo urbano de la zona como lugar de
esparcimiento de la ciudad de Jaén se
inicia en 1781 cuando el Ayuntamiento construye un amplio camino
carretero que une la ciudad al paraje desde el Puente de Santa Ana (en la
actual Glorieta Lola Torres), bajo la dirección del caballero veinticuatro
Fernando María del Prado. Dicho camino, que correspondía con una antigua cañada
real, transitaba desde el salto de agua denominado ojo de buey siguiendo el arroyo
del Balneario por Valparaíso.
Dentro de la misma iniciativa, la
administración local ampliaría los antiguos baños con un edificio independiente
para mujeres, quedando el primitivo, que los textos citan como de mampostería
de buena fábrica y cubierta abovedada, para los hombres.
El cabildo
catedralicio, respaldado por el Deán Martínez de Mazas, conviene con la
construcción de este camino para ejecutar un importante proyecto con la
pretensión de ennoblecer y rentar la actividad balnearia de Jabalcuz. Una
extensa heredad de propiedad eclesiástica, que fuera adquirida en 1653 por el
canónigo Francisco Jerez, se convierte en el principal escenario de las
actuaciones, la citada en los textos como Casería de Jerez, topónimo que
persiste en la actualidad.
Así,
levanta una hilera de seis casas equipadas para los bañistas más pudientes
junto a una ermita dedicada a los Santos Cosme y Damián. Los edificios,
ofreciendo fachada a una plazoleta, formaban una estructura en escuadra
orientada hacia los baños, situados en una cota superior. Por su parte,
Fernando María del Prado propone la compra de parte de la heredad eclesiástica
para levantar un albergue próximo a los baños.
El cambio
decisivo ocurre a partir de 1846 cuando el municipio, propietario del baño y
edificios de la plaza principal, dota al balneario de dirección médica y lo
adapta dos años después al régimen sanitario nacional. Debiendo ser reformadas
sus instalaciones, los nuevos proyectos fueron planteados según el gusto del
romanticismo decimonónico. Se erige también una residencia para médico y bañero
en la plaza principal y, junto al camino a su paso por la Casería de Jerez, una
hilera de casas para bañistas y un nuevo baño que van a recibir la misma denominación
que la histórica heredad.
En 1870
se subasta públicamente el balneario. La adjudicación fue concedida al
empresario Manuel Fernández Villalta. En 1884 se reforma y
acondiciona en su totalidad el edificio balneario, bajo la dirección del arquitecto
provincial.
El nuevo
edificio —que en buena medida corresponde al actualmente conservado— es de
mampostería con planta en forma de U.
Posee dos
plantas más sobrado, la baja destinada a baños y las superiores a fonda. Hoy
enfoscado en cal, originalmente su fachada principal presentaba la planta
inferior con aplacado de piedra y la superior con ladrillo visto, con sillares
reforzando las esquinas.
Mediante
una pasarela, conectaba la planta primera de hospedería con un edificio
próximo, destinado a casino y servicio de correos y telégrafos, de exclusivo
funcionamiento en los meses de verano. El balneario y fonda constituyen el
inmueble de mayor presencia arquitectónica del conjunto, expresión de su
centralidad, presidiendo la plaza y camino en su frente. La nueva imagen que
ofrece el conjunto permite que en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, sus aguas mineromedicinales
reciban la medalla de plata.
Durante
el siglo XX Jabalcuz asiste a la cancelación de varios proyectos, como la
construcción de un tranvía eléctrico que lo uniría con Jaén, o el gran estudio
de reforma en 1925 de Antonio Flórez Urdapilleta —de claro estilo centroeuropeo
y que pretendía la proyección internacional de Jabalcuz—, del cual sólo
llegarían a materializarse los jardines de Jerez y un casino-restaurante.
Las
décadas de 1930 y 1940 pueden considerarse las de mayor esplendor del conjunto,
especialmente para la sociedad burguesa de las provincias cercanas. En el
transcurso de la Guerra Civil, se instaló en el paraje una colonia refugio para
escolares y en diciembre de 1937 se habilitó una escuela
rural, anexa a una nueva iglesia erigida tras la ruina de la ermita. Escuela e
iglesia ocuparon el espacio de las antiguas casas de Jabalcuz, contiguas al edificio
balneario.
Durante
los años 50 la actividad se mantiene, enfocada casi exclusivamente a bañistas
de Jaén y provincia, que acuden a comer en los ventorrillos, y de veraneo en
las diferentes casas de alquiler, atraídos además por una conveniente oferta
cultural de cine, teatro y verbenas estivales. Hasta el fallecimiento en 1972 de la marquesa de Blanco-Hermoso, Ana
Josefa Mariscal y Tirado, residente en la casería de Nuestro Padre Jesús, se
sucedieron algunos proyectos de reforma que, aunque escasos, alargaron durante
años la vida del balneario.
En 1982,
sus herederos, conscientes del evidente declive, definitivamente procedieron a
su venta a una empresa promotora. No
obstante, los jardines —aún a pesar de su progresivo abandono— y ventas ampliarían
la memoria del paraje unos años más, destacando la casería del Ventorrillo y la
popular abacería (lugar dedicado a la venta por menor de: aceite, vinagre, legumbres secas, etc) de María "La Guarra".
Esperamos que os guste la documentación tanto fotográfica como redactada.
Saludos y hasta la próxima.
Mis buenos amigos:
ResponderEliminarEn primer lugar, felicitaros por esta GENIAL ENTRADA, y por vuestras fotos, que son simplemente muy buenas.
En segundo lugar, es LAMENTABLE el tener un lugar emblemático en nuestra ciudad en tan ruinoso estado; algo que, restaurándose consecuentemente, sería un sitio muy a tener en cuenta en el turismo interior de nuestra capital, y ofrecería una actividad muy diferente a lo que se acostumbra en este ámbito. Lugares como éste o los Cañones están en desuso y total abandono, y con el evidente grave peligro de perderse para siempre.
Por nuestra parte, sólo nos queda tratar de defenderlo, porque será la herencia de nuestros hijos - si llega a perpetuarse en un futuro-.
Un abrazo!